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El entendimiento y la paz desde Tapihue, no de comisiones tediosas.

El pasado 6 de mayo de 2025, el presidente de Chile recibió el informe final elaborado por la Comisión por la Paz y el Entendimiento (CPPYE), creada con el objetivo de proponer soluciones al conflicto que el Estado chileno mantiene con la Nación Mapuche desde hace casi dos siglos. Sin embargo, tras su entrega, diversas autoridades ancestrales y werkenes de los parlamentos mapuche expresaron su disconformidad con la forma y el fondo del documento.

Desde el inicio, las críticas apuntan al modo en que fue conformada la comisión, cuyos integrantes —incluso los mapuche— fueron nombrados directamente por el presidente Gabriel Boric, sin el consentimiento ni el reconocimiento formal de las autoridades tradicionales. Las asambleas realizadas en territorio mapuche carecieron del acto diplomático de solicitud a los lonkos, quienes sí han mantenido históricamente una disposición abierta al diálogo, pero en términos bilaterales, reconociendo tratados internacionales vigentes como el Tratado de Tapihue de 1825, el único firmado entre Chile y la Nación Mapuche.

Hablemos desde Tapihue 1825

Desde el Parlamento de Lonko Pu Kuifike Lonko Gvlmen Ñi Nutram, que representa a una amplia jurisdicción ancestral, la postura es clara. “El diálogo con el país vecino es a partir de este tratado y ellos ya conocen la historia”, declaró desde Toltén el lonko Alfredo Caniullan.

Su par de Coñaripe, Abraham Calufulan, subrayó los múltiples intentos por establecer puentes diplomáticos con el Estado chileno: “Hemos invitado a ministros de Estado, a sus políticos de distintas bancadas, hemos tenido conversaciones con sus gobernadores y alcaldes”. Sin embargo, lamentó que solo los funcionarios de menor rango hayan respondido a las invitaciones. En palabras del lonko Rudecindo Antileo, desde Traiguén-Victoria, donde se ubica la identidad Nagche: “Ni las cartas son respondidas”.

La crítica no es nueva. El 5 de mayo de 2024, la Autoridad Nacional Ancestral Mapuche ya había enviado una carta de protesta señalando: “La Comisión de Paz y Entendimiento viene desarrollando agendas y encuentros en territorio mapunche, sin la venía de la Autoridad Nacional Ancestral Mapunche, convirtiéndose el hecho en otra de las políticas erradas que los sucesivos gobernantes del país ocupante vienen manifestando en su conflicto con la nación ancestral”.

Según explicó Guido Calfuluan, werken del mismo parlamento: “La decisión de los lonko de enviar a sus werken es porque no consideran que existan soluciones o que se vayan a aplicar a partir de lo que haga una comisión”.

Aplicabilidad con proyectos productivos

En este contexto, los lonko Rudecindo Antileo, Guillermo Rayman (Lumaco) y Feliciano Paillali (Victoria), entregaron a la CONADI una propuesta que busca incidir directamente en la planificación del territorio ancestral. “Queremos hacer conocer a la institución chilena nuestra manera de colaborar con el conflicto que ellos tienen en nuestras tierras”, manifestó Antileo.

El documento propone reconocer a los lonko como autoridades vitalicias mapuche, y planificar la tierra en función de una “producción de riquezas comunitarias y sostenible”. Como explicó Antileo: “Esta propuesta surge como respuesta al conjunto de consecuencias negativas que las políticas del Estado de Chile han generado en los territorios mapuche”.

El objetivo es avanzar hacia instancias binacionales de diálogo, con un modelo de restitución y planificación territorial bajo responsabilidad ancestral. Para ello, sostiene: “La Nación Mapuche considera que la crisis actual también representa una oportunidad histórica para el entendimiento. Hoy, más que nunca, es posible construir un modelo compartido de restitución, planificación y vida en común. Esta propuesta es un gesto concreto de diálogo y voluntad política”.

Y enfatiza la necesidad de un marco claro: “Reconocimiento institucional de los lonko como figuras de conducción legítima, restitución de tierras bajo un modelo de responsabilidad ancestral e implementación de un sistema binacional de planificación, con carácter vinculante y participativo”.

Visión desde todas las tierras

Uno de los análisis más críticos provino del werken y líder del Consejo de Todas las Tierras, Aucan Huilcaman, quien cuestionó el enfoque de la CPPYE sobre las víctimas del conflicto: “Hemos visto que los comisionados han establecido un criterio sobre víctimas y no se puede comparar víctimas que ha sido el pueblo mapuche del crimen de genocidio, del despojo de su territorio y recursos, el daño cultural y una política de empobrecimiento económico, a unas víctimas que han sido dañadas en las dos últimas décadas”.

Sobre la relación con las empresas forestales, añadió: “El concepto de relación entre empresas forestales y comunidades mapuche es claramente un intento de trasladar el modelo económico forestal al interior de las comunidades mapuche. Esto tenemos en cuenta que las forestales por su característica han dañado la biodiversidad… La Comisión intenta recomendar medidas en materia de tierra, pero con comunidades ya despojadas, con comunidades reducidas, lo que se aleja en definitiva de lo que es una verdadera reparación”.

Desde la Futawillimapu, el Gvlmen Mapu José Antiñir de la Corporación Kume Ulmen, hizo un llamado a los integrantes de la comisión, incluyendo su presidente Alfredo Moreno y los mapuche que participaron, a dialogar con su equipo técnico. “Valoramos la creación de la Comisión por la Paz y el Entendimiento, pero nos preocupa que el Estado de Chile nuevamente restrinja el enfoque del conflicto al ámbito político-cultural y territorial, sin enfrentar el problema de fondo: la economía”.

Para Antiñir, lo que une a mapuche, campesinos, migrantes rurales y habitantes urbanos empobrecidos es “la exclusión del desarrollo y el sometimiento a un modelo económico que no reconoce nuestro trabajo ni nuestros recursos”.

Por ello, señala: “Nos impulsa a crear con nuestras formas, un modelo económico integrador y regenerativo que efectúe sus labores en sociedad con la ñuke mapu”. En esa línea, presenta el Proyecto Kume Ulmen, “una estrategia de desarrollo basada en la industrialización sustentable, la educación territorial, la soberanía alimentaria y la autonomía energética, con una visión de largo plazo para romper con el asistencialismo que nos ha mantenido atrapados por décadas”.

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